¿Qué es un producto orgánico?¿Qué es un producto orgánico? ¿Es diferente? ¿Es más saludable? ¿Cambia el sabor en un vino orgánico? Estas son las preguntas que se suele hacer el consumidor mirando la etiqueta de un vino de estas características. Orgánico no significa que haya variantes en el sabor, color o en calidad. En el mundo del vino las características organolépticas no cambian, sea convencional u orgánico. Pero la filosofía de lo Orgánico tiene que ver con la salud y el cuidado ambiental, aunque aún en Argentina no haya una conciencia sobre lo orgánico (vinos, quesos, fruta u otros productos). Los vinos de este tipo que se producen en el país, van generalmente a consumidores del exterior, que los solicitan. Se llaman “productos orgánicos” a aquellos que no han tenido contacto alguno, desde su cultivo hasta nuestra mesa, con ningún tipo de agroquímico, o conservantes no naturales, sea directa o indirectamente. Hay normas internacionales al respecto. Para que en una etiqueta se lea la palabra “Orgánico”, las empresas deberán solicitar una Certificación y atenerse a recibir auditorías muy exhaustivas. Los primeros dos años se consideran como “etapa de transición” y recién al tercer año (en el caso de la uva para vino), la baya puede ser considerada y certificada como “Orgánica”. Pero esto no basta, ya que todos los pasos de la elaboración y embotellado también deben certificarse. Argentina tiene suelos libres de polución, es decir terruños ambientalmente puros, con viñas sanas y escasas plagas. Sin embargo no todas las viñas son orgánicas o pueden llamarse así. Además de un NO rotundo a los agroquímicos, los campos deben estar alejados de poluciones y hasta de otros viñedos o cultivos que se traten en forma clásica. Por supuesto este tipo de cultivos se realizan en parcelas no demasiado grandes, justamente por los requisitos que se deben cumplir. Salvo algunas bodegas que tienen grandes extensiones y pueden reservar terrenos exclusivamente para este fin. ¿Y como se tratan los viñedos Orgánicos? En general con métodos naturales y ¡tan antiguos!. Simplemente con pala, unas azadas, algún caldo bordelés, oxicloruro de cobre o el auxilio del azufre micronizado. Y mucha mano de hombre. Si se trata del abono, será el guano y un compost de orujo (desecho de piel y semillas de la uva), por ejemplo. Y ya en la bodega se deben cuidar tanques de fermentación, barricas y envases. Pueden utilizarse levaduras indígenas o seleccionadas, pero “no modificadas genéticamente”. Y el filtrado se realizará con tierras “filtrantes” entre otros cuidados. Los más exigentes también objetan el origen de las barricas (bosques sin contaminantes), igual que sucede con el tema corchos. ¿Y la Bidinamia? Es una práctica más exigente, de origen milenario. Además de los preceptos de lo orgánico, buscan el “equilibrio del ecosistema, la diversidad biológica y la recuperación de la actividad bacteriana en el suelo”. Esta teoría se basa en las investigaciones del investigador austríaco Rudolf Steiner (1865-1925), que conjugan no sólo un respeto por el entorno natural (incluyendo la influencia de los astros) sino una filosofía. En 1924, un grupo de agricultores preocupados por el futuro de sus cultivos pidieron la ayuda de Steiner. El investigador quien respondió con una serie de consejos, originó la Agricultura Biodinámica, que ahora se practica en una buena parte de Europa y el Nuevo Mundo. Estos conceptos incluyen, además de los cuidados comunes a los orgánicos, actividades temporales como plantar en relación a los patrones de movimiento de la luna y los planetas. La Biodinamia introduce también la llamada “medicina de la tierra" o “Preparado 500”. Se trata de enterrar cuernos de vaca llenos de estiércol, durante todo el verano, que una vez transcurrido el tiempo debido, se saca y su contenido se diluye en gran cantidad de agua y en muy pequeñas cantidades, que luego se distribuyen en la tierra. También existen otras mezclas o preparaciones naturales con cuarzo, hierbas, plantas, cenizas que cumplen la misma función. Es una forma de enriquecer el terreno con prácticas que se apoyan en las investigaciones de Steiner. Esta teoría es aplicada en viñedos muy importantes y de gran calidad en Europa y también de América: los franceses Châteauneuf du Pape (en el Ródano), los de Romaneé-Conti o St. Émilion. En Argentina hay bodegas que producen Orgánicos y Biodinámicos. En Mendoza, en Salta, en San Juan, como Alto Salvador, Finca Dinamia, Vinecol, Chacana, Colomé, Chacra, Krontiras, Pulmary, Dolium, Cabernet de los Andes, La Riojana, Nanni, Ojo de Vino, Caligiore y Abaucan. Justamente en estos días se realiza en Buenos Aires una Expo de Vinos Orgánicos de excelente calidad en La Botica del Angel. |