Alimentos americanos
El 12 de octubre se conmemora el Día del Respeto a la Diversidad Cultural. Históricamente se refiere a la llegada de Colón (aunque como cambió el calendario, tampoco es la fecha real) al continente americano y el comienzo de la conquista, el saqueo y la opresión de los Pueblos Originarios. Pero al mismo tiempo forma parte de la identidad cultural americana. Al fin y al cabo América, luego del acontecimiento, se conformó como una población donde los Pueblos Originarios, los Afroamericanos (traídos como esclavos), los Europeos y los Asiáticos moldearon la forma actual.
El poblamiento de América empezó hace aproximadamente 15.000 años, cuando Colón llegó al continente, se calcula que había 20 millones de personas (de ahí lo absurdo del concepto de “descubrimiento”). Hace aproximadamente 9.000 años y en coincidencia con lo que ocurría en otras partes del mundo, algunos pueblos (motivados por los cambios climáticos y demográficos), decidieron modificar su modo de producción y adoptar la domesticación de plantas y animales; se sacrificó calidad por cantidad y eso trajo problemas de toda clase (pobreza, enfermedades, opresión, etc.).
Cuando los europeos llegaron en forma continua a América (y no esporádica como puede haber pasado con los vikingos), los sistemas agroalimentarios americanos ya tenían casi 10.000 años de existencia. De hecho la primera postura de los conquistadores fue la de prohibir todo tipo de alimento nativo, pero rápidamente se dieron cuenta que eso era inviable y si bien hubo algunas prohibiciones que duraron un tiempo (el amaranto o más cerca geográficamente el mate), lo cierto es que no sólo adoptaron esos alimentos, sino que se expandieron por todo el mundo (y a una velocidad notable).
Entre los alimentos que hoy ya son producidos y consumidos en todo el planeta, el maíz es quien se lleva los premios. De hecho es hoy día el cereal más cultivado y consumido del mundo, no hay continente donde no se lo utilice. Incluso su llegada al Extremo Oriente, probablemente a bordo del Galeón de Manila, ocurrió en la 2da mitad del siglo XVI y fue primeramente adoptado por los campesinos antes de llegar a las Cortes. Es tan importante el maíz para la economía del mundo que hasta se usa para biocombustible (al igual que otras plantas, no necesariamente americanas, tales como el girasol, la soja o la colza).
Otro de los alimentos que forman parte ya de la cultura gastronómica de regiones remotas es la papa. Desde el vodka hasta el “fish and chips”, de una punta a la otra se consumen papas. Pueblos enteros lo usan de staple food (comida base) y hasta una de las hambrunas más feroces que se conocen, como la que atravesó Irlanda en el siglo XIX, se debió a un hongo que afectó a estos tubérculos (y a que la clase alta irlandesa no quiso entregar los excedentes alimentarios que tenía y prefirió exportarlos). El colmo de la apropiación de la papa americana ocurrió cuando, hace algunos años, declararon con Denominación de Origen a una variedad de la ciudad italiana de Bologna.
Y hablando de Italia, por qué no mencionar otro clásico de la gastronomía de la península que también es americano: el noble tomate. Y podemos continuar y mencionar a los pimientos, ajíes o chiles (como ustedes prefieran), también centrales en más de una cocina a lo largo y ancho del mundo. Ni hablar del maní o cacahuate, cuyo origen en particular, dentro del continente americano, se encuentra en la zona de las Yungas Bolivianas, pero que es conocido y consumido en prácticamente todo el planeta. La palta o aguacate es otro de los deliciosos alimentos americanos cuya expansión es global. Podemos seguir mencionando alimentos del continente y encontrarnos con el cacao, la mandioca, la quinoa, el amaranto, los nopales, los frijoles o el que para mi es el rey de las frutas, que es el ananá. Y esto es sólo una muestra que viene a mi memoria. No quiero pecar de chauvinista, pero sin dudar demasiado, podemos decir que América alimentó al mundo.
Diego Díaz Córdova
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