A clima frío…vino calienteSi el Frio Vino para quedarse, ¿por qué no entonces disfrutarlo con un Vino Caliente? Nos aconseja Marina la Forgia desde la lejana y fría Canadá y ellos saben bien de qué hablan. En estas tierras canadienses, donde me he acostumbrado a pasar temperaturas tan bajas e inviernos tan largos, he tenido la oportunidad de reconfortarme más de una vez con una copa del famoso vino caliente, llamado originalmente Glühwein. Este elixir fue creado hace siglos en los países germánicos de Europa y es bebida obligada en regiones donde predominan los crudos inviernos. Es famosa en casi todos los países escandinavos y del norte y posee diferentes nombres, tales como Glögg o Glögi. Para muchos es el trago obligado en las fiestas navideñas, y aunque aún falte mucho para esa fecha, ¡en estos días más frescos en mi querida Argentina, el vino caliente puede convertirse en un delicioso antídoto! Existen algunas variantes y diferentes recetas para preparar el vino caliente, aunque dos ingredientes son fundamentales: vino tinto y canela. Algunos lo confunden con el denominado vino cocido, pero no es lo mismo. El vino cocido es un brebaje de origen francés, un vino artesanal elaborado a partir de un mosto de uva recalentado en el que se le detiene la fermentación en un momento dado para dejarle un exceso de azúcar y luego se le adiciona el toque especiado deseado. El vino caliente sin embargo es el resultado de una combinación de vino tinto tradicional (aunque existe la opción de realizarlo con vino blanco) con un agregado de especias, en las que predomina la canela. Es una receta deliciosa, elaborada con esmero y dedicación para darle el toque justo de sabores. La más conocida es la que viene de la región de Alsacia en el norte de Francia y es muy simple: vino tinto, azúcar, rodajas de naranja, de limón y un bouquet de especias compuesto por canela en rama, clavo de olor y anís). Las proporciones son a gusto (y a ojo), y siempre partimos de la base de un litro de vino. Hay quienes prefieren un sabor más cítrico, otros lo quieren más especiado. Una vez mezclados y macerados los ingredientes con anterioridad idealmente durante varias horas, los llevamos a fuego suave y los dejamos fundirse lentamente durante un tiempo prolongado sin que llegue a hervor. Lo importante es disolver al máximo el azúcar e ir probando la mezcla hasta que consideremos que se encuentra en su estado óptimo. Una vez terminado, se deja reposar durante 10 minutos. Pasado este tiempo debe colarse y servirse. ¿Una razón más para dejarse tentar por una copita de vino caliente? Sus consumidores en el mundo le han atribuido con el tiempo además beneficios para la salud. ¡Es para muchos la bebida antigripal por excelencia! Más allá de que la clásica receta es con vino tinto, la opción con vino blanco es también interesante y sabrosa. En ese caso los ingredientes que lo complementan son el azúcar (o miel), el jengibre y la pimienta. Y a la hora de maridarlo, en cualquiera de sus variantes, les sugiero acompañarlos simplemente con algunas masitas o galletitas a base de manteca o bien con frutos secos como almendras, nueces o pasas de uva. Demás está decirles que su perfuma enamora, y que reconforta rápidamente a pequeños sorbos y sin necesidad de excederse en su consumo, a cualquier cuerpo y alma. ¡Que lo disfruten! Marina La Forgia ( especial para Vinos&Co desde Canadá) |