Comenzamos una serie de entrevistas exclusivas a referentes de la industria

La identidad del vino argentino

Por Marina La Forgia

El mundo del vino, o mejor dicho, el vino en el mundo es un sinfín de propuestas y variedades. Cotidianamente aparecen nuevas etiquetas y esta gran variedad de oferta que nosotros como ávidos consumidores disfrutamos indudablemente, parece provenir de dos grandes fuentes. Por un lado tenemos los vinos “de terruño” (de terroir) creados a conciencia, valorizando cuidadosamente su origen y particularidades. Por el otro, están los llamados vinos “globalizados” que parecen responder perfectamente a una demanda cada vez mayor, elaborados de manera correcta y eficaz bajo una receta ya probada e infalible. Me pareció interesante analizar el mundo del vino en Argentina bajo estos dos conceptos que a priori se presentan antagónicos. Y para ello fui en busca de algunos referentes de la industria actual, locales y extranjeros, para ver donde podemos ubicar a nuestro país dentro de los conceptos de terroir y globalización. Un mismo cuestionario enviado a diferentes actores para conocer sus apreciaciones, reflexiones, visiones y posiciones. En pocas palabras, no he tenido más que enriquecedoras respuestas. Definir al vino argentino bajo estos conceptos resulta una tarea fascinante.
 
Inauguro esta serie de entrevistas a protagonistas del vino con Hector Durigutti, un auténtico hacedor de Malbecs, quien junto a su hermano Pablo son hoy prestigiosos referentes enológicos en Mendoza, asesorando diferentes proyectos de bodegas y elaborando sus propios vinos con su etiqueta de familia.

Viajar e interactuar con actores internacionales permite saber hacia donde va la industria del vino mundial. Hector Durigutti elabora vinos de excelencia. Es un enólogo con estilo profesional internacional que respeta su terruño. Confiesa que ha aprendido mucho de los consultores extranjeros, ya que son ellos quienes más énfasis ponen en respetar la naturaleza. “Eso es ser un enólogo responsable”, asegura.

¿Podríamos decir que la elaboración de vinos tomando en cuenta el concepto de terruño es una tendencia mundial para poder competir en una industria cada vez más atomizada?

Hector Durigutti: Si, y como argentinos ya es hora que trabajemos en cada terroir, que tenemos distintos valles con distintas características. Somos capaces de respetarlos y poder mostrarlos al mundo.

¿Como definirías a la profesión del enólogo actual? Un artista, un mediático, el mejor vendedor de la bodega? Entre Itinerantes, tradicionales, innovadores, ¿cual prefieres?

HD: El enólogo actual o la nueva tendencia enológica es aquella en la cual la figura del enólogo se involucra en el manejo del vinedo en conjunto con el ingeniero agrónomo, define el momento de cosecha, elabora el vino y luego también lo presenta en los distintos mercados. Hay enólogos de diferentes estirpes. Yo me considero un winemaker artista, innovador y con perfil comercial.

Bajo las mismas condiciones (técnicas, geográficas, materias primas, etc), ¿pueden hacer el mismo vino un enólogo local y uno internacional? ¿Por qué?

HD: Nunca dos enólogos con las mismas condiciones y características pueden hacer el mismo vino. Es imposible que un enólogo local y uno internacional puedan hacer el mismo vino. Yo trabajo en la bodega con mi hermano y jamás los dos hacemos con la misma uva separada en dos tanques iguales el mismo vino. ¡Eso es lo interesante de la profesión!

¿Existe realmente el concepto de “estilo internacional”? Si así fuera, favorece o perjudica a la industria local?

H.D: Existe y es un concepto muy ambiguo. Argentina se ve favorecida con este concepto, es productora de vinos del Nuevo Mundo.

¿Hacia donde se encaminan los vinos argentinos? ¿A diferenciarse por su terruño - para convertirse en únicos -  o a globalizarse para ganar más mercados?

HD: Una cosa es tener vinos de tendencia internacional con nuestro terroir y otra cosa es tener vinos globalizados. Yo creo que Argentina tiene vinos con perfil internacional con muy buenos terroir, pero todavía no se hace mucho foco en este concepto. Yo pienso que es una cuestión de tiempo, ya va a llegar y muy bien.

¿Le conviene al vino argentino “internacionalizarse”? 

HD: Hay dos formas de mirarlo. Primero creo que el crecimiento del vino argentino en el exterior es porque se internacionalizó. Pasamos a tener vinos maduros, con colores estables, estructura, taninos amigables. En segundo lugar, somos un país nuevo en el mundo, y por ende, estamos obligados a hacer los vinos que les gusta a los consumidores del mundo. En Argentina sin embargo tenemos otro concepto de los vinos. Imposibilitada de importar vinos de otros países, la gente cree que lo que nosotros tenemos es lo mejor.

¿Deberían los vinos argentinos seguir definiendo su personalidad bajo los parámetros de los consultores internacionales? ¿Existe un riesgo de estandarización? 

HD: Yo pienso que los fly winemakers fueron y son muy positivos para Argentina. Primero, porque confiaron en nuestro país y apostaron a él. Segundo, porque ellos mismos se encargan de difundir el vino argentino en el mundo. No es curioso que Antonini-Pagli (Altos Las Hormigas), Cipresso (Achaval Ferrer), Michel Rolland, Paul Hobbs tengan cada uno su estilo. Lo que hacen es mostrarnos lo que aprendieron por el mundo y nosotros que vivimos acá tenemos que tener la suficiente humildad y capacidad para poder tomar lo mejor de ellos.

¿Podemos hablar de “vinos de terroir” argentinos, o sudamericanos? ¿O es extender demasiado el término bordeándolo con el concepto “globalizado”?¿Podemos hablar de “vinos de terroir” argentinos, o sudamericanos? ¿O es extender demasiado el término bordeándolo con el concepto “globalizado”?

Yo creo que debemos hablar de terroir, porque lo tenemos. Pero debería haber un organismo que nos regule y así poder hablar de DOCG (Denominación de Origen Controlada y Garantizada).