{jcomments on} Comenzamos una serie de notas acerca de la visión de las “Damas de Copas” -las mujeres del Vino-, en esta época donde crece su protagonismo .. Estos últimos años, digamos a partir de la década del 90 se ve una inserción cada año más relevante de la mujer en todos los ámbitos del vino. Tanto desde el “hacer el vino”, como en el negocio y también como figura creciente en el consumo. Hoy la protagonista de Dama de Copas es Ana Amitrano, Gerente Comercial de Bodega Familia Zuccardi, bodega mendocina de gran personalidad innovadora. Ana es la segunda generación en la bodega y su hija Julia Zuccardi ya está trabajando también en la empresa familiar, en el sector Turismo. Una bodega que hace camino al andar…Le preguntamos y ella respondió: *Este cambio devenido hoy en una realidad palpable ¿qué significado tiene para el negocio? Hoy la mujer tiene una presencia notable en el mundo del vino. Tanto a nivel empresario como en lo que se refiere a su elaboración y comunicación. El aporte que las mujeres le han hecho y le siguen haciendo a esta actividad es notable. Hoy muchas bodegas tienen a mujeres en altos cargos directivos, las escuelas de sommelerie están mayormente dirigidas por mujeres y en el ámbito del periodismo sobre vinos las mujeres tienen una participación por demás destacada. En mi caso en particular, empecé a trabajar en esto de la venta y la comunicación del vino en 1980. La combinación de mujer y encima muy joven, era algo un poco chocante para los hombres. Por aquel entonces, las mujeres no participaban de eventos o charlas sobre vino, ni que decir de la venta. Hace 25 o 30 años atrás, la primera reacción que generaba en un auditorio que una charla de vino la diera una mujer era de sorpresa, luego de desconfianza. Una siempre estaba rindiendo examen, porque los que asistían a las presentaciones eran solo hombres y la postura que asumían era como si estuvieran diciendo "¿qué me vas a venir a decir vos sobre vino, nena?". Hoy nadie dejaría de considerar una recomendación sobre un vino por provenir de una mujer; creo que esa es la mejor síntesis sobre el camino que hemos recorrido las mujeres en relación con esta actividad. *La presencia femenina ¿modifica la perspectiva de cierta forma, en todas o algunas de las etapas del quehacer vitivinícola? Creo que, aunque parezca paradójico, el principal aporte que trajo la presencia de la mujer ha sido que ya no se la considere un nicho especial de consumo. Antes se pensaba que los vinos dulces o los rosados eran vinos para mujeres y que los hombres tenían vedado tomar ese tipo de producto ya que además de ser “vinos de mujeres” eran considerados de menor calidad. Todo eso ha cambiado. Las mujeres consumen vino tinto, y los hombres toman rosado cuando quieren un producto más fresco y vinos dulces con los postres o como aperitivo. La mujer ha protagonizado un cambio cultural muy fuerte en el mundo del vino. En 25 años pasó de ser una de las actividades más machistas a una donde las mujeres se han ganado una presencia muy fuerte y sin forzar nada. *¿Qué aporta realmente la presencia y sapiencia de la mujer? Creo que le ha aportado una cuota de sensibilidad y sofisticación muy importante. Todo el vínculo que se ha generado en los últimos años entre el vino y el arte en todas sus expresiones ha sido fundamentalmente motorizado por mujeres. Lo mismo ha ocurrido con la comunicación del vino: los códigos estéticos actuales y los canales que se utilizan han sido mayormente desarrollados por mujeres. *¿Cuales son las características más relevantes en las figuras expectables del mundo del vino en general? Una enorme capacidad de trabajo, creatividad y mucho carisma. También un gran interés por aprender y capacitarse. Quince años atrás era impensable ver mujeres egresando como enólogas, hoy comprenden una cuota muy importante dentro de esta carrera. Además, actualmente las mujeres son quienes encabezan el número de estudiantes para Sommelier en las escuelas especializadas. Creo que por cuestiones que nos son propias, las mujeres nos llevamos mejor con lo sensorial. Y en ese sentido, el vino debe ser la más sensorial de las bebidas. *Y la mujer como demandante y degustadora del vino ¿induce a una visión diferente en la elaboración o también en el pack para llegar a ese mercado? Creo que quien gesta un producto pensando exclusivamente en la mujer se equivoca. Como también lo hace alguien que busca transmitir un código exclusivamente masculino. Es muy importante manejar un código inclusivo y, al mismo tiempo sofisticado e innovador. El consumidor argentino en general ha evolucionado mucho en los últimos años y está menos atado que antes a prejuicios. Le gusta que lo sorprendan y conocer qué es lo que hay detrás de un producto. *Desde la experiencia del negocio, ¿es la mujer más exigente a la hora de comprar que el hombre o va por otros rumbos? Antes, la mujer compraba el vino para la casa y no mucho más; hoy también decide la compra en el restaurant y es la que generalmente se anima a probar cosas nuevas. El hombre es en general más estructurado y, en muchas ocasiones, se anima a probar un producto nuevo una vez que su mujer lo hizo y le dijo “no sabés lo rico que es esto, probalo”. *¿Qué la influye en la compra? etiqueta, pack, procedencia, bodega, tipo de uva, blend o varietales? Todo eso, pero más que nada la mujer tal vez ha entendido mejor que nadie esto de que hay un vino para cada ocasión y para distintas comidas. Es muy habitual que las mujeres sean las que más se entusiasmen con los menús degustación donde se prueban varios vinos y de distintos estilos en una misma comida y que trasladen eso a sus casas para recibir invitados. Gracias Ana Amitrano!!! |