Champagnes: El secreto de la guarda

 
¿Por qué un champagne francés puede tener hasta 40 años de guarda y un argentino no? Es la pregunta recurrente.

Argentina tiene excelentes espumosos y algunas bodegas están haciendo productos para una guarda mas o menos extensa. Sin embargo hay varios factores que hacen que los franceses aun sean imbatibles en este punto.

En primer lugar los vinos base utilizados para la segunda fermentación ya deben ser vinos diseñados por el enólogo para una guarda prolongada. Son de añadas especiales, donde priva la optimización de la uva. Por otro lado están las investigaciones realizadas en Champagne sobre levaduras que permiten la conservación y mejora de los vinos espumosos a lo largo del tiempo. De ahí que encontremos gloriosos champagnes de hasta 40 años.

En el caso de estos espumosos, también se realizan en determinado momento un degüelle con el pico en frío, para quitar levaduras muertas. Este procedimiento le permite una vida prolongada por varios años más. Aquí me permito un buen consejo que va para los buenos espumosos: la mejor guarda prolongada es la que se hace en bodega.

Pero volvamos al tema. Un champagne de guarda pasa por tres etapas, todas disfrutables: La primera cuando es joven (6 o 7 años) cuando aun tiene contundencia y fruta. La otra etapa es al llegar a los 14 o 15 años, cuando se han potenciado las virtudes juveniles. La tercera es al alcanzar más de 20 años, donde la fruta ya casi no esta, pero sí una increíble elegancia y delicadeza unida a los aromas y sabores de la crianza prolongada.