No gastar pólvora en chimangos

Ya desde hace un tiempo se observa la tendencia de los vinos caros o carísimos, en las góndolas de las vinotecas. Se trata de los super premium, vinos con baja producción, y cuidados que vienen desde el viñedo en todos los casos, que han requerido meses y años de crianza en madera y larga estiba ya en botella, para redondear sus condiciones. Leímos un artículo de la excelente periodista Gabriela Malizia sobre vinos premium, donde plantea una serie de “casos “ notables. Algunos de los cuales que –con tu permiso Gabriela -vamos mencionar.

Pero lo que me pregunto a menudo es si el receptor del regalo (generalmente se regalan ) y obvio consumidor de esos “vinazos”, tiene el paladar tan fino para distinguir entre un vino de $200 y un vino de $1300? Aun entre un buen vino de $90 y uno de $200?

Porque el tema no es si un vino es un Gran Cru, el tema es si realmente se valora el esfuerzo que supone elaborar un “incunable”, uno de esos elixires exquisitos que llevan a nuestra sensibilidad a la gloria. Porque de lo contrario es triste “gastar pólvora en chimangos”. ¿no?

Yo propongo que a la hora de regalar, llevemos el vino carísimo, con una ficha (que se puede bajar de las web de cada bodega) para que el receptor de la botella sepa exactamente, no lo que gastamos –sería bochornoso-, sino que va a beber y que le dé la importancia que merece ese producto espectacular. Y si la idea es abrirlo en casa, porque alguno de los invitados amigos sabe y es sensible a los elixires, como quedaría mal, servir solo a esa persona, lo mejor es explicar sus bondades (sin decir el precio) y la calidad excepcional del vino en cuestión.

Un vino es caro por varios motivos, muy baja producción, cuidados del viñedo y de la uva, selección de racimos, crianza. En ocasiones, se hacen muchas pruebas, de diferentes terroirs, y “por cada litro de vino de esta calidad, se elabora entre 10 y 12 veces más de volumen, para seleccionar lo mejor de lo mejor” (Alejandro Vigil hablando de Estiba Reservada de Catena Zapata $600)

Se necesita mucha mano de obra y se inmoviliza capital durante el tiempo de barrica –entre 18 meses a dos años y medio- y luego de botella, por lo menos un año. Hay que tener en cuenta también que para cada barrica nueva cuesta 650 o 700 euros. Y sin embargo, para los que tienen el paladar afinado ¡Que placer es beber lentamente una joya!

Vinos de precio alto que me encantan: Ultima Hoja, del enólogo Walter Bressia $ 1.300, Icono de Luigi Bosca $900; Bianchi Estiba Reservada “la Traviata” $ 380, Memento de AVE Wines $270 ; Riglos Gran Corte 2007 $190. A votre santé!