Los vinos y la Inteligencia Artificial

La Inteligencia Artificial (IA) ya no es una conjetura de la ciencia ficción, sino una realidad que, aunque no nos demos cuenta, ya forma parte de nuestra vida cotidiana. La IA, en términos generales, pretende reproducir en un ámbito computacional los procesos de cognición y razonamiento de los seres humanos. En términos prácticos lo que hace es aplicar algunos algoritmos de reconocimiento de patrones, de aprendizaje de máquina, de búsqueda selectiva de datos o de procesamientos de ingentes cantidades de datos, entre otras muchas aplicaciones posibles.
 
Y si bien las expectativas de los pioneros, de reproducir en un robot o computadora toda la experiencia humana aún no se ha cumplido, lo cierto es que desde aquellos tempranos años 50, bastante camino se ha recorrido y si bien todavía tenemos forma de distinguir a los humanos de los robots (los CAPTCHA por ejemplo), es cierto también que ya forman parte de nuestra vida, incluso en formas que no sospechamos.
 
Seguramente han escuchado hablar de Big Data, de aquellas herramientas que permiten indagar en nuestros patrones de conducta on line (y cada vez más, también off line, sobre todo por la popularidad de la telefonía móvil), que han definido elecciones (recuerden los escándalos de Cambridge Analytica y Facebook al respecto de la campaña presidencial de tRump) y que en general se encuentran en nuestra vida cotidiana, a través de un personalizado sistema de publicidad.
 
Pues bien, estas metodologías también llegaron al mundo del vino. Cada vez más la gente y por lo tanto los consumidores, dejan huellas de sus paseos virtuales, dejan marcas que permiten reconstruir perfiles diferenciados. Los gustos y los disgustos son materia de análisis e insumo para campañas de marketing
 
La consultora norteamericana Enolytics está ofreciendo sus servicios de datos, donde les permite a las bodegas, conocer en forma profunda a sus clientes. La idea detrás del marketing de datos, es la de recrear las condiciones del viejo almacenero, que conocía todos los gustos de los clientes, pero aplicado a escala global, con cientos de millones de clientes en todo el mundo.
 
Pero no sólo la tecnología está ayudando al marketing de vinos, sino que la IA se está aplicando también a los aspectos vinculados con la producción de vinos. La cooperativa española, Bodega San Valero junto a una empresa de tecnología (Comextic) y el Instituto de Tecnología Aragón, están implementando la primera plataforma digital para la gestión de la cadena de comercialización de sus vinos. La idea detrás del desarrollo es poder coordinar la producción, elaboración y comercialización de los vinos con las preferencias del consumidor, pudiendo dar un mejor servicio a sus clientes a la vez que optimizar la compleja tarea de crear vinos y ofrecerlos al público.
 
Evidentemente en los mercados del futuro próximo, a los clásicos elementos de la competencia (precio y calidad) se le va a sumar la eficiencia, en su sentido más cabal. El conocimiento de los gustos y deseos de los clientes, pero también el dominio del tiempo justo para poder plantar, cosechar, elaborar, poner a añejar, distribuir y acceder al consumidor, serán herramientas indispensables de este futuro que no es para nada lejano. De hecho ya se encuentra aquí entre nosotros. Sería bueno que los bodegueros argentinos vayan tomando nota.